sábado, 15 de agosto de 2015

NUESTRA HISTORIA

NUESTRA HISTORIA

En la naturalidad está la belleza
en la naturaleza de tus labios
tus pestañas, en la cordialidad
de tus abrazos con los que me gastas.

Donde encuentro tus besos,
allá, encuentro la esperanza;
el deseo de tenerte y no perderte
hasta que aparece el alba
 y nos contagia con su magia.

En las flores está la sutileza.
El sol las protege de día,
de noche la luna las pasea
para vestirse de fiesta.

Pero recuerda, sólo la tuya me ciega
no hay más, ni por más que quiera...
Tus pupilas se dilatan y apuñalan
mis sentidos atravesando mi corazón
y arrastrándome a la tragedia.

Tragedia que se convierte en victoria
porque es tu belleza la que me engaña,
la que me condena a esta locura, pero no... ¡no amor!, por más que anhelo
no desespero.

No hay más naturaleza ni esperanzas
que tu boca cuando sella mi alma.
No hay más bello que "lo natural"
de una ciudad por la noche condenada.

Condenada por la soledad de sus calles;
y luego estás tú, ahí es donde hallo
 la perfección. Todo lo demás, y por más que yo quiera, son detalles
que la vida nos regala...

Hoy, yo me quedo con tu sonrisa
  paseos enigmáticos en barco.
La brisa, la calma, el tacto.
Me quedo con tu mirar confundiéndome entre halagos.

Y así, permanezco a tu lado,
de todo lo demás contigo me escapo.
¿En los años?, por pensar ni pienso.
¡No importa hasta cuando!
 El cuando es"ahora" y yo ahora ¡te amo!
El cuento que nunca acabará,
nuestra historia que no se ha acabado...
                             
             Fátima Rojo


sábado, 1 de agosto de 2015

MÁS QUE UNA ROSA



MÁS QUE UNA ROSA

No sé si fui  en alguna ocasión
más que una rosa para ti;
tal vez sí o tal vez no,
no puedo más, dímelo.

Cada día que pasa
me marchito de tanta angustia.

Mis hojas, que en rededor del tallo
dibujaban una escalera de caracol,
no dejan  de caerse precipitadamente
porque tú no estás, mi amor.

Antes, las yemas de tus dedos
acariciaban mi cuerpo,
pero las espinas que tengo
debieron asustarte,
dejaste que me cayera lento
y nada de esto evitaste.

El corazón de mi flor
se está haciendo pedazos,
pronto sólo quedarán recuerdos, 
de que me tuviste en tus manos.

Te enamoraste de mis pétalos
que formaban mi exuberante corola,
separaste todos mis sépalos,
y bebiste de mi cáliz
traicionando mi honra.

Acabaste con  mi honor,
¿por qué me  usaste?
desgastaste "todo mi yo",
para luego así...
¿tirarme?

Esta rosa desconsolada
murió entre tus afiladas garras,
no supiste como quererme
nunca me valoraste nada;
ahora tan sólo queda de mí
esta pobre flor que se marchita,
porque a pesar de todo,
extraño hasta tu sonrisa...

                                  Fátima Rojo